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Mis primeras impresiones sobre el avance del plan general se resumen en dos palabras: realismo y continuidad.

Realismo: mientras que el Plan General de Marbella de 2010 hacía una propuesta maravillosa de ciudad, pero absolutamente alejada de la realidad y de imposible cumplimiento, este avance plantea algunas modestas propuestas que son perfectamente asumieses y realizables.

Continuidad porque este avance se parece mucho al extraordinario Plan General vigente, de 1986, que apostó por una ciudad con bajas densidades y alturas, para atraer el turismo de calidad y alto nivel adquisitivo y alejarse de otros modelos de ciudad que vemos en todo el levante español de turismo de calidad baja y poco nivel adquisitivo.

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